Los transportistas piden un periodo de transición claro antes de que la DGT sancione por no llevar la baliza V-16 conectada
La entrada en vigor de la obligatoriedad de llevar instalada la baliza V-16 conectada a la nube DGT 3.0, prevista para el 1 de enero de 2026, ha encendido las alarmas entre las empresas de transporte por carretera. Aunque el director general de Tráfico, Pere Navarro, ha asegurado en los últimos días que la aplicación del régimen sancionador se hará con “cierta flexibilidad”, la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) exige que esa flexibilidad se traduzca en un periodo de transición oficial, claro y comunicado públicamente.

Según ha trasladado CETM, en las últimas semanas numerosas empresas de transporte están sufriendo retrasos significativos en la entrega de las balizas V-16, un problema que la patronal vincula a:
  • Falta de stock en el mercado.
  • Retrasos logísticos derivados del incremento repentino de la demanda.
  • Dificultades de los fabricantes para abastecer al sector profesional, especialmente flotas con cientos o miles de vehículos.
 
Estos cuellos de botella han provocado que, pese a que muchas compañías realizaron los pedidos con antelación, las unidades no han llegado a tiempo. En este escenario, advierte CETM, sancionar supondría “un perjuicio injustificado para un sector que ha actuado de buena fe y que ha mostrado disposición constante a cumplir la normativa y mejorar la seguridad vial”.

El sector espera coordinación y garantías

La patronal aplaude la postura inicial de la DGT, interpretada como un gesto de sensibilidad hacia la realidad del transporte, pero subraya que esta flexibilidad debe acompañarse de un calendario de aplicación

La baliza V-16 conectada sustituirá definitivamente a los triángulos de emergencia. Al activarse, envía la ubicación del vehículo a la plataforma DGT 3.0, permitiendo:
  • Mejorar la visibilidad del vehículo detenido.
  • Alertar al resto de conductores en tiempo real.
  • Agilizar la intervención de los servicios de emergencia.
 
Su uso obligatorio pretende reducir atropellos y accidentes en carretera, especialmente en averías o situaciones de baja visibilidad. No obstante, su implantación masiva requiere una logística sólida, especialmente en sectores como el transporte profesional, donde la escala es muy superior a la de los turismos particulares.

A menos de un mes para que la norma entre en vigor, las empresas del transporte siguen a la espera de que la DGT concrete:
  • Cuánto durará el periodo de transición.
  • Qué criterios seguirá Tráfico para no sancionar en los primeros meses.
  • Si habrá excepciones temporales para flotas que puedan acreditar haber realizado pedidos no entregados.
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